Por Pablo Maturana, profesor titular Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Instituto de la Construcción En Chile, la “permisología” no es un simple retraso administrativo: es un obstáculo estructural…
Por Pablo Maturana, profesor titular Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Instituto de la Construcción
En Chile, la “permisología” no es un simple retraso administrativo: es un obstáculo estructural para el desarrollo del país, y el sector construcción lo sufre con especial crudeza. Según Colliers, el encarecimiento de viviendas producto de los tiempos de autorización ha aumentado de 9,5 % en 2022 a 12,2 % en 2025 —alrededor de 488 UF por unidad— generando costos adicionales significativos que se trasladan directamente a las familias.
La situación se ha vuelto crítica. Proyectos habitacionales y de infraestructura enfrentan procesos de tramitación que, en ocasiones, se extienden por años sin respuesta clara. La permisología ha pasado de ser una herramienta para resguardar el interés público, a convertirse en un enredo de requisitos, sin coordinación entre organismos públicos. Cada institución exige sus condiciones, sin diálogo ni trazabilidad, lo que provoca incertidumbre y costos crecientes.
El impacto no es solo económico: también afecta la capacidad del Estado de dar respuesta oportuna a las necesidades sociales. Recientemente el MINVU presentó una hoja de ruta con 10 medidas para enfrentar esta problemática, lo que fue valorado positivamente por el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción. En ella se incluye la modernización de la plataforma “DOM en Línea 2.0”. A pesar de ser un avance necesario, solo un tercio de las Direcciones de Obras Municipales está incorporado, y aún persisten brechas de gestión y tecnología entre comunas.
Distintos informes y análisis sectoriales coinciden en que una proporción importante de los retrasos se debe a la dispersión de criterios técnicos entre instituciones, a la ausencia de coordinación en la secuencia de trámites, y a la falta de plazos claros en las respuestas. Esto ralentiza y desincentiva la inversión, posterga el desarrollo e implementación de los proyectos y genera frustración tanto en promotores como en usuarios.
Frente a este escenario, es urgente avanzar en una reforma profunda en tres frentes:
La permisología actual es un cuello de botella que encarece viviendas, bloquea proyectos necesarios y erosiona la confianza pública. Chile requiere una institucionalidad ágil, técnica y confiable. Una que regule con eficiencia, sin paralizar el desarrollo.